De que es posible, es posible. Atestigüé cómo la voluntad de transformar entregando lo mejor de sí mismo está inscrito en la naturaleza humana, y fortalece al individuo al grado de trascenderlo en su tiempo. La Santa Rosalía es testigo de sus hijos desdoblándose en un ser colectivo, en un baño de fiesta, música, embeleso, fraternidad y frutos tangibles para algunos que en el futuro dirán: “pude avanzar por que en mi pueblo son generosos”. Y así quiero pensar que estos mismos, merecedores de la bondad, porque hoy son jóvenes promesas, retribuirán en otros que entonces también tendrán sus propios sueños de futuro.
El sábado 15 de octubre hubo fiesta en Camargo. Fiesta en grande. “El Pato” y su historia tremenda amenizaron un festejo como no vivía desde mis años de adolescencia, con glamur y todo, hermosas mujeres ataviadas con un encanto que distingue a esta tierra que es el Septentrión mejor dotado de miel, visiones lúdicas, arte y pasión. Y todo para auspiciar a estudiantes que reciben casa y otros apoyos para que puedan realizar sus estudios profesionales en la ciudad de Chihuahua.
Sí: la fiesta y la entrega a una causa noble no están reñidas. Poesía y trabajo se combinan en hermosura, en una obra para crear futuro, apostarle al mañana, darle vida a la vida.
La bella dama, la pecosita, la mujer del momento, intensa, firme, determinada, líder hoy de “los acarachis” —así se les conoce por estos rumbos—, enfiló el operativo con un grupo compacto de iguales en entrega y dedicación: Pilo Ortega, el Lic. Abelardo, Rafa, Héctor Torres Simental, Aidé Aguirre, David Castellanos, Alex, et al pertrecharon a la brillante Ing. Diana Eugenia Muñoz Juárez, presidenta de la Asociación de Camarguenses Radicados en Chihuahua (ACARACHI), y decenas de paisanos aportaron igual: autoridades del Municipio, radiodifusoras, poetas, músicos, educadores, concretamente Roberto Campos [prohombre que viaja desde Houston], Valentín Ramírez, Arturo Zubía, empresarios y gente ordinaria, gente común. Y muchos más.
Platiqué en la calle, en el mercado, lugares de encuentro; degusté bebida y lo mejor de esta tierra: su carne, el queso, tortillas recién hechas, la salsa y lo que conmueve al hombre, para lo que queremos vivir y trascender, lo que me motiva y me ha cambiado…, recuperarme de La Vastedad en Santiago, regresar de mis periplos, alejarme de la noche cosmo, pertenecer al mágico cruce donde los ríos forman un paisaje único en el desierto, mi campiña, y sólo escuché loas de esta misión ‘acarachiana’…
¡Ellos han cumplido, Camargo! Seguirán en su tarea; darán más para ti y tus promesas; síguelos apoyando como lo hiciste en esta ocasión en que La Santa Rosalía bailó, cantó, rió a carcajadas y generó valor para mejores tiempos que demuestran que…, de que se puede, se puede.
Ciudad Camargo, Chih., MÉXICO. Octubre 17, 2011.