Sus participaciones en la Sociedad de Editorialistas de Chihuahua, estaban marcadas muchas veces por el silencio, pero ese silencio inteligente, repleto de miradas penetrantes, que indicaban su inteligencia como el rayo, de sabiduría. Pero cuando hablaba, expresaba su inteligencia y su verbo se transformaba en gritos de indignación, de crítica certera y razonada.
Luis, pertenecía a esa casta de los desmesurados y los valientes, no tenía miedo de decir y expresar sus puntos de vista, de ejercer la crítica ante los poderosos y las injusticias que rodean el mundo. Era de esa clase de desmesurados que necesitamos en el mundo, para que nos ponga [en un juego de espejos] ante esa cruda realidad que es necesario trasformar para bien. Y esa su desmesura lo llevaba frecuentemente al paroxismo en sus letras, que brotaban desparramadas y exuberantes de esa su mente y ágil pluma. Luis era ese caballero de la aventura.
Luis escribía con sangre. Sí, con esa su pasión muy particular, con esas sus ganas de vivir; si, esa forma de sentir y ver y pensar que yo llamo la Vida Verdadera, esa en la que solo se puede iniciar búsquedas que se encaminan por las sendas floridas que desentrañan los profundos misterios del cosmos y de la vida toda. Muchas charlas de esa profundidad tuvimos.
Sí. Luis y este servidor teníamos charlas muy gratificantes, recíprocamente aleccionadoras, era una mente con la cual se podía interactuar sin prejuicios de ninguna índole, era un liberal plenamente consciente de la esencia que define la libertad humana, de esa condición que nos determina.
Luis, te nos fuiste, si, pero solo de esta dimensión de la carne y de la sangre, pero quedaras aquí entre nosotros, en nuestra memoria de fuego, por siempre. Las personas cuando desparecen del mundo no lo hacen del todo, siempre dejan su legado, y en el caso de Luis nos deja ese sentimiento profundo de que la vida [a pesar de sus profundas contradicciones y heridas] es una experiencia digna de ser experimentada.
Y si, con Luis se podía uno montar en una montaña rusa, el vértigo que producía charlar con el se sentía al cien, sus ideas, sus sentires, sus visiones, sus pensamientos nos llevan a saber y tener consciencia de que la vida se debe vivir con intensidad. Lo conocí, desgraciadamente hace poco [tres años], desde que ingrese a la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, pero en ese corto tiempo pude sentirlo, pulsar su espíritu indomable de pensador critico y de su solidaria condición humanista.
Luis estas en nosotros, siempre quedaras actuante en la vida de muchos a quienes tocaste con tus certeras y desmesuradas expresiones, con aquellas tus palabras.
Luis enriqueció con sus palabras los contenidos de www.presenciamexico.com, cuyo medio le sirvió de humilde plataforma para sus lectores, para conectarse con ellos y tocarlos con sus sentires y reflexiones, para esa casa editorial que encabezamos, es no solo gran perdida de un escritor, sino de un gran ser humano que defendió su visión particular del mundo y siempre dio muestras de congruencia ideológica y de opinión en sus interesantes colaboraciones, vaya un homenaje para Luis de parte de todos los que laboramos en este humilde medio.
Podríamos decir, Luis, Descansa en Paz ¡ Pero cómo te conozco y te sentí, se que en la dimensión de la vida eterna, estarás muy Vivo y más activo que nunca, en tareas que extenderás en esa dimensión a la que todos le rendiremos tributo algún día.
Que esa tú alma, la seguirás expandiendo y experimentando a tú manera, en ese lugar en la cual vives y actuaras por siempre¡¡¡