José Enrique Jiménez Zavala, El Wicked, acusado del asesinato de la activista Marisela Escobedo y sentenciado a prisión vitalicia por la masacre de 16 personas en el bar Colorado, abandonó hoy momentáneamente el penal con otro grupo de internos para compartir su testimonio ante jóvenes estudiantes.
Se recorrio más de 20 kilómetros con un fuerte dispositivo de seguridad para llegar al gimnasio Rodrigo M. Quevedo de la ciudad de Chihuahua, ubicado en la colonia Santa Rita. Allí los esperaban miles de estudiantes.
En ese evento, el gobernador César Duarte Jáquez firmó un convenio a través de la Fiscalía Especializada de Ejecución de Penas y Medidas Judiciales con el Conalep para desarrollar la campaña Libres de prisiones, que consiste en acercar a los estudiantes de nivel medio superior y superior a los internos e internas para inhibir que ingresen a las filas de la delincuencia.
Por la importancia de su testimonio, lo trascribrimos a continuación:
“José Enrique Jiménez Zavala: Buenas tardes a todos, mi nombre es José Enrique Jiménez Zavala, alias “El Wicked”. Actualmente me encuentro preso en el área de Alta Seguridad del Cereso Aquiles Serdán, por delitos contra la salud, delincuencia organizada y homicidios como el caso Marisela Escobedo, caso Bar El Colorado, donde murieron 16 víctimas, entre otros casos.
Por el caso Bar “El Colorado” ya estoy sentenciado a la pena vitalicia, simplemente, vitalicia quiere decir que me pasaré el resto de mi vida tras las rejas, en una celda.
Nací en Ciudad Juárez, viví con mi madre, padre y tres hermanos, por problemas maritales, infidelidades, violencia doméstica, mi madre y mis tres hermanos emigramos a El Paso, EU, con la esperanza de encontrar una vida mejor, de alcanzar el sueño americano, pero sucedió todo lo contrario.
Desde la primaria empecé a poner más atención a lo problemas de la casa, desde esa corta edad viví cosas más fuertes, como exceso de alcohol y drogas, parrandas en mi propio hogar.
Ya para segundaria y preparatoria, los problemas en casa continuaban, a diferencia que aprendí a vivir con ellos.
En su momento me gustó estudiar, siempre fui un niño soñador, hasta que dejé de soñar. Me empecé a revelar, me dejé llevar por las carencias, falta de amor, de comprensión, de ser escuchado, empecé a poner atención a las carencias materiales, ya que fui de una familia de escasos recursos.
Conforme fui creciendo conocí gente en las calles, me uní a una pandilla, empezó mi vida delictiva a una corta edad, conocí las drogas, robos, vandalismo y riñas.
Desde los 14 años conocí los tribunales, abandoné la escuela, dejé de estudiar. A los 18 años me fui a prisión 5 años por robo a mano armada, cumplí mi sentencia a los 23 años, fui deportado a mi ciudad natal, Ciudad Juárez.
Con los estudios que tenía y el inglés que sé, llegué a tener un buen empleo, sólo que nunca me gustó la idea de empezar desde abajo, de esforzarme, yo quería lo que nunca tuve de un día para el otro.
Dejé de trabajar honradamente, me activé en una célula criminal, mi primera función fue la venta de drogas en el narcomenudeo, llegaron los carros, ropa, joyas, parrandas, sólo que nunca supe el precio que iba a tener que pagar más adelante.
Llegué a Chihuahua capital, ya aquí dirigí mi propio grupo criminal.
Tomé decisiones que acabaron con mi vida más adelante. Hoy en día me encuentro en el área de alta seguridad, todo fue una mala experiencia, un giro total de 180 grados.
Yo siempre pensé que en las cárceles de México era diferente, pensé que iba a llegar a sobornar, a seguir con mis actividades ilícitas, que iba a andar libre por todo el penal, a lo mejor por eso nunca medí las consecuencias; estaba muy equivocado.
El nombre Alta Seguridad no es en vano, en Alta Seguridad la disciplina es muy estricta, todo es diferente a la clase de vida que yo llevaba, siempre fui una persona que hacía lo que quería, cuando me placía y como quería, sin ley ni autoridad alguna.
Llego aquí a la Alta Seguridad dentro del penal y mi vida cambió. En Alta Seguridad ya no se hace lo que yo digo, los oficiales me dicen cuando hablar, cuando comer, cuando me bañe y cuando debo dormir.
En Alta Seguridad yo no tengo autoridad ninguna, aquí los oficiales tienen la autoridad, en Alta Seguridad me tuve que someter a las autoridades y los reglamentos. Aquí llegué a hacer todo lo que no me gusta hacer.
Sinceramente, es triste levantarte todos los días y saber que pasaré el resto de mis días en una celda, hay veces que quiero creer que todo es un mal sueño, pero siempre, todos lo días me levanto en el mismo lugar.
Mis días aquí son rutinarios, todo aquí es lo mismo, hay horarios para todo, para pasar lista de internos desde muy temprano, para comer, para dormir, con muchas medidas de seguridad, cuando salgo de mi celda nunca lo hago solo, siempre estoy custodiado por oficiales, manos atrás, cabeza hacia abajo, siempre dirigiéndome a la autoridad con un “Sí, señor”, “No, señor”, siempre sometido.
Así pasaré el resto de mi vida, siempre sometido a las autoridades de un penal, me llego a dar cuenta que la autoridad que yo llevaba, la que yo pensé tener, era falsa, todo era falso.
La mayoría de los jóvenes como ustedes, tiene una idea equivocada de lo que es ser joven, piensan que por tener esa edad, como la que ustedes tienen, deben tomar alcohol, consumir drogas, parrandear. Creen que sólo así serán aceptados.
Hoy en día me doy cuenta que hasta los corridos son música destructiva para la juventud de hoy en día, les roba la creatividad, imaginación positiva y la iniciativa de llegar a ser una persona de bien en sus vidas.
Desde esa corta edad se dedican a pretender ser como el personaje que escucharon en un corrido y se olvidan de los estudios. Jóvenes, jamás llegarán a ser como el del corrido, porque ustedes están vivos.
A su edad se revelan y empiezan a tener un problema con la autoridad, las reglas, la disciplina. Jóvenes, las personas metidas en el mundo de la delincuencia se aprovechan de esas situaciones, de personas como ustedes, primero les muestran lo material, lo que no tienes, carros, ropa, dinero, joyas, fiestas, mujeres, porque saben que de esa manera llamarán la atención de ustedes, ellos son personas expertas en el chantaje y la mentira, disfrazan lo malo de bueno.
Hábiles para engañarlos, te dicen que ellos mandan, que son intocables, que todo está arreglado con las autoridades, que no existe ley alguna sobre ellos. Te hacen creer que tienen un poder y que te lo pueden brindar, que puedes hacer y deshacer, que al cabo no pasa nada.
No te dejes engañar, te digo esto, porque yo así engañé a muchos como ustedes, les mentí para integrarlos a mis filas, yo siempre dije no pasa nada y mírame ahora, voy a pasar el resto de mi vida en la cárcel, más que cárcel, acabaré el resto de mi vida en el área de Alta Seguridad.
La gente siempre pregunta como se puede acabar esta ola de violencia que estamos viviendo hoy en día, como podemos acabar con este mal.
Hoy en día llego a la conclusión que todo este mal no llegará a su fin, a menos que nosotros mismos empecemos a hacer ese cambio, empezar desde cero, a cambiar nuestra manera de pensar, de actuar, nuestros malos hábitos.
Estamos en una época donde debemos renovar nuestros valores, necesitamos ser íntegros, leales, éticos, honestos y sólo lograremos hacer de este mundo algo distinto cuando acabemos con el egoísmo, y empecemos a servir, componer, edificar, prever.
Nadie puede dar lo que no tiene, hay que llenarse de conocimientos, valores, fuerza de carácter, salud, bases económicas para poder tener algo que dar.
Sólo ustedes, los jóvenes de hoy en día, pueden hacer ese cambio, porque la delincuencia no sería nada, ¡escúchenme bien, nada!, si no fuera por miles de jóvenes que son engañados a diario.
No dejes que te engañen, sigue estudiando, investiga el potencial que tienen y explótalo, no te dejes llevar por lo fácil, no te vayas por la puerta falsa como yo lo hice.
Nunca dejes de esforzarte y no hagas lo que yo hice, que dejé de soñar, hice muchas cosas malas en esta vida, de las cuales estoy arrepentido, con mis acciones llegué a afectar a muchas familias, pero el día de hoy te invito a que escuches mi mensaje.
No me veas a mí, porque soy una persona llena de defectos y debilidades, el día de hoy solamente te invito a que escuches mi mensaje, un mensaje que puede salvar tu vida, salvarte de una vida llena de sufrimiento.
Jóvenes, yo quisiera irme a casa, pero por no escuchar a mis padres, hoy regreso al área de Alta Seguridad por todo lo que me queda de vida. ¡Que dios los bendiga a todos!
¡Gracias! “