Los investigadores analizaron las imágenes obtenidas por el satélite de la NASA ‘ICESat’, según las cuales el mayor peligro para la humanidad no reside tanto en el aumento de la temperatura atmosférica, sino en el aumento de las aguas del Océano Antártico.
Sus aguas cálidas, que además incrementan su nivel de acidez, se ‘comen’ las capas bajas de hielo flotante que rodea la Antártida, cuyos suelos están cubiertos de glaciares.
Más de 4,5 millones de mediciones revelaron que cada año desaparecen siete metros de capa helada, una cantidad superior a lo pronosticado, reconocen especialistas británicos y estadounidenses.
El mayor peligro que conlleva el aumento del nivel del océano mundial va unido a la posibilidad de que se derritan los glaciares que se hallan en las tierras de la Antártida. El deshielo acelerado de los hielos flotantes -según explican los investigadores-, supone que el hielo continental acabe antes cayendo al agua, elevando así el nivel de los océanos mundiales.
Los científicos también apuntan que el proceso del deshielo se acelera cada año, lo que aumenta la amenaza de inundación en las zonas costeras de muchos países y, en algunos casos, de desaparición total de varios estados isleños.
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