Si el índice de un país fuera menor a 75 por ciento significa que se encuentra en dependencia alimentaria, pero mientras más se acerque a ciento por ciento tiene mayor seguridad en ese aspecto.
De cualquier manera, en lo que va del sexenio del presidente Felipe Calderón se registró un retroceso en dicho índice, ya que en 2006 era de 93.6 por ciento y cayó a 92 por ciento durante la crisis de 2008 y 2009. Subió a 92.7 por ciento y 92.8 en los dos últimos años y la meta gubernamental para 2012 es llegar a 96 por ciento, de acuerdo con el quinto informe de gobierno.
Las estadísticas del mismo documento indican, sin embargo, que las importaciones de alimentos contrastan con la reducción de la superficie sembrada de maíz, frijol, arroz, trigo, así como granos oleaginosos durante los últimos 25 años.
Disminuyeron 2.5 millones de hectáreas de 1985 a 2011
En 1985, bajo el gobierno del priísta Miguel de la Madrid y a quien se le atribuyen los primeros cambios para liberar la economía, México destinaba 15.5 millones de hectáreas para la siembra de maíz, trigo, frijol, arroz, ajonjolí, algodón, cártamo, soya, cebada y sorgo. Una década después fueron 14.9 millones de hectáreas, en 2001 sumaron 14 millones y el año pasado sólo 13 millones. La reducción es de 15 por ciento en un cuarto de siglo y de 6.2 por ciento en los 10 años de gobiernos panistas.
México no ha podido remontar durante la última década, que corresponde a los gobiernos panistas, el faltante que deja la producción nacional de granos básicos (maíz, arroz, frijol y trigo) respecto del consumo de la población.
En 2000 faltaron 3.4 millones de toneladas de granos básicos más para satisfacer la demanda interna. El faltante se triplicó prácticamente en 10 años, ya que en 2010 llegó a 11 millones de toneladas.
La mayor diferencia entre la producción de maíz y el consumo nacional se concentra en el maíz, a pesar de que las cosechas han crecido constantemente. En 1995 se produjeron 18.5 millones de toneladas de maíz, pero el consumo interno fue de 20.9 millones, así que hicieron falta sólo 2.5 millones, mismas que tuvieron que importarse.
Para 2000, la producción maicera quedó 3.4 millones de toneladas por debajo de lo que se requería y en 2010 la carencia fue por 7 millones de toneladas, ya que la producción nacional de 22 millones sólo abasteció 75 por ciento del consumo interno.
En cuanto al trigo, el cosechado en México satisfacía 81 por ciento de las necesidades nacionales, pero el año pasado sólo cubrió 54 por ciento, a pesar de que se produjeron 3.6 millones de toneladas, pero se requirieron 3 millones para cubrir la demanda.
Otro caso significativo es el arroz: hace un cuarto de siglo la producción nacional cubría 40 por ciento de la demanda, pero ahora sólo satisface 20 por ciento. Del frijol se producía más de lo que se consumía en el país, contra 98 por ciento que la cosecha nacional satisface actualmente.
La producción de granos insuficiente explica el aumento de las importaciones. El año pasado las compras de alimentos al exterior (no sólo granos básicos) superaron en mil 234 millones de dólares las exportaciones de los mismos, mientras que en el caso de los productos manufacturados agropecuarios la diferencia fue de mil 678 millones de dólares, según las cifras aportadas al informe presidencial por el Banco de México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, así como las secretarías de Economía y Agricultura.
La importación de alimentos se disparó tanto en este sexenio que en 2008, cuando se desató la crisis alimentaria a nivel mundial, se rompió el récord deficitario en la balanza agropecuaria que hasta entonces mantenía 1995 por la entrada en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las cifras prácticamente se duplicaron al pasar de mil 940 millones de dólares en 1995 a 3 mil 942.9 millones de dólares en 2008.
Si la comparación se hace respecto del gobierno anterior las estadísticas indican que el aumento fue de 114 por ciento en el primer cuatrienio de Calderón respecto del de su correligionario Vicente Fox: de 2001 a 2004 el déficit de la balanza agroalimentaria ascendió a 3 mil 564 millones de dólares mientras que de 2007 a 2010 llegó a 7 mil 640 millones.
La Jornada