Por una parte, quizá la más aplaudible, es que se haga ‘algo’ (peor es nada), a favor de quienes están expuestos a la hambruna; invariablemente se ofrece generar empleos a través de la implementación de los bondadosos proyectos productivos, pero debidamente vigilados porque cuando se les han proporcionado aves, conejos, chivas u ovejas, se las comen (el hambre es canina). Y por otra parte, también aplaudible, es que seguirán ampliando el horizonte, pues para Chihuahua, además de los cinco municipios anunciados entre los cuatrocientos: Juárez, Chihuahua, Guachochi, Guadalupe y Calvo, y Morelos, se advirtieron cuatro más que se habrán de incluir en breve, según anunciaron tras la firma del convenio Federación – Estado en soleada mañana serrana de Guadalupe y Calvo el pasado sábado 16 de febrero. Balleza, Batopilas, Urique y Uruachi, ya estarán considerados y, subsecuentemente, entrarán otros y otros; ojalá, todos, pues en los 2 mil cuatrocientos municipios que componen el mosaico nacional, en todos, absolutamente, hay hambre en mayor o menor grado (sobre todo de justicia, dirían los enterados).
Salud, educación y vivienda van de la mano de la mencionada integralidad de esta anunciada “cruzada contra el hambre”