Casa Lamm, 20 años de dar vida a la cultura

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Casa Lamm cumple 20 años de ser un espacio vivo, plural y participativo, dedicado a la enseñanza y la difusión de las artes, “y vamos por más”, señala Claudia Gómez Haro, una de las fundadoras de este proyecto que nació con la finalidad de convertirse en un centro de investigación en historia del arte con programas novedosos.

En entrevista con La Jornada, la directora académica del recinto recuerda que al terminar sus estudios universitarios ella, junto con sus hermanas Cecilia y Germaine, así como con Elena Lamm (quien falleció hace siete años) y Elín Luque decidieron iniciar uno de los proyectos más singulares de México.

“Nos importaba cambiar la imagen de los estudios en historia del arte, que en aquel entonces se pensaba que tenía más que ver con el glamur, además de que los egresados, al final, se quedaban preguntándose, ‘¿y ahora, dónde trabajo?’

“Con base en nuestra experiencia personal y las carencias que tuvimos como estudiantes, hicimos un estudio de mercado y nos dimos cuenta de que muchos de los puestos que debían ocupar los historiadores de arte los tenían, en el mejor de los casos, comunicólogos, administradores o sicólogos; muchos otros eran personas autodidactas.

“Por eso nos propusimos formar profesionales en historia del arte y pasamos 10 años tratando de incorporar los programas a la Secretaría de Educación Pública. Empezamos con 40 alumnos y una licenciatura; ahora tenemos la maestría y el doctorado en historia del arte, así como varios programas académicos más con cerca de 600 estudiantes. ¡Se no ha ido el tiempo volando!”

En 1993, las fundadoras del proyecto cultural se enteraron de que el inmueble de la avenida Álvaro Obregón número 99 iba a ser vendido para oficinas. Le presentaron su iniciativa al dueño de la casa, quien se las cedió y conformaron un patronato, que preside Alejandro Burillo.

“De la cultura –continúa Gómez Haro– no se hace dinero, ni pretendemos hacerlo; somos una asociación civil sin fines de lucro, un proyecto, eso sí, autofinanciable.

“De hecho, en el área académica cerca de 25 por ciento de alumnos están becados. En nuestras galerías, aunque sí se llega a vender obra, no lo manejamos como esas galerías comerciales, que le quitan 40 o 50 por ciento de la venta a los pintores. Son principalmente espacios de exhibición y difusión, muchas veces de jóvenes talentos, así como de artistas reconocidos.

“Invitamos también a colectivos de pintura y escultura, por ejemplo, del Faro de Oriente, a exponer aquí. Eso le da una pluralidad muy importante a Casa Lamm”, asegura.

Gómez Haro, doctora en historia del arte, resaltó los buenos resultados que ha tenido la colaboración de La Jornada desde hace 12 años en la realización de foros de discusión.

“Una semana al mes dedicamos los encuentros a temas que tienen que ver con nuevas interpretaciones de la historia. Las mesas que organiza La Jornada son espacios de reflexión únicos. Cuando los iniciamos, Pablo González Casanova nos dijo que no se daban desde los años setenta, cuando ocurrían en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Abordamos temas muy variados, en ocasiones polémicos, siempre con especialistas. Se ha forjado una solidaridad entre muchas personas, ya sea por la cultura, el debate o la reflexión. Por eso son gratuitos.

“Además, gracias a los foros de La Jornada, Casa Lamm venció el tabú de quienes pensaban que era un espacio elitista. En un principio nos preguntaban cuánto cobrábamos por entrar a visitar la casa. La pluralidad nos la dio el periódico, y ahora hacemos presentaciones de libros de todo tipo, sabor y color, de todos los partidos políticos”

Hace 20 años, añade, el escritor Juan Jose Arreola diseñó el programa académico del área de creación literaria, dedicado “a quienes quieren ser escritores. Claro, a nadie se le enseña a ser escritor, pero les damos herramientas mediante talleres, cursos teóricos y lecturas. Se titulan con un libro de creación, no con una tesis de investigación.

“Ahora estamos abriendo dos nuevas áreas relacionadas a estudios de museos, una de curaduría de arte moderno y contemporáneo, así como una especialidad en gestión museográfica, que tanta falta nos hace, pues aunque hay gente valiosa trabajando en nuestros museos y galerías, la mayoría se han hecho de manera autodidácta; son estudios muy nuevos en el país. También tenemos una maestría en historia de México, pero con nuevas interpretaciones

“Para los próximos 20 años nos vamos a enfocar en la educación en línea, pues físicamente nuestro espacio ya no nos permite crecer, pero sobre todo queremos dar oportunidad de estudiar a quienes no pueden trasladarse a la ciudad de México.

“Trataremos cada vez más de tener mejores programas y proyectos académicos. Hemos logrado una plantilla docente de primera. Ese es el reto: cada vez tratar de ser más sólidos académicamente.

“Sí se puede hacer un beneficio a la sociedad formando personas que de otra manera no podrían estudiar estas carreras, además de que tenemos una bolsa de trabajo: los museos y galerías ya nos llaman solicitándonos jóvenes para sus diferentes áreas.

“Nuestros egresados, sobre todo, se dan cuenta de la realidad social. No son historiadores del arte de cara a las estrellas. Cada curso, desde la licenciatura, está muy ligado a los movimientos sociales, lo cual genera una visión más amplia en nuestros jóvenes. Y algo muy importante: derrumbamos el mito de que un historiador de arte se muere de hambre”, concluye la directora académica.

 

Para celebrar las dos décadas de trabajo, se llevarán a cabo en Casa Lamm, a partir de esta semana, varios actos académicos y culturales, entre ellos un concierto dirigido por el cubano Jesús Morales al frente de una orquesta de cámara.

El público en general está invitado a la exposición Artistas de Casa Lamm, que se inaugura el jueves 14 de noviembre y permanecerá abierta durante un mes.

 

 

 

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