Por CArlos Jaramillo Vela
Este es el último editorial que un servidor publica en el actual sexenio. Tengo muchas y muy sentidas razones para expresar públicamente el reconocimiento y gratitud personales hacia el señor gobernador licenciado José Reyes Baeza Terrazas, a quien no sólo le tributo mis congratulaciones por la sensibilidad y el fino trato que le son característicos, producto en gran medida de su buena crianza familiar, sino también le avalo sus indiscutibles méritos políticos y administrativos, hoy a la vista tanto de los chihuahuenses como de muchos mexicanos de otros rincones del país.
Reyes Baeza siempre se distinguió, desde sus comienzos en las lides de la política, por su extraordinaria habilidad para tender puentes de unión y entendimiento con sus congéneres; para dialogar, construir acuerdos y generar consensos en torno a su eficaz liderazgo. Ya en alguna ocasión dije, a través de este medio informativo, que entre las fortalezas de la vertiginosa carrera política del gobernador Reyes Baeza figuran sus dotes de hábil publirrelacionista. En cierta forma tales virtudes se derivaron de otras no menos significativas: su carisma, su generosidad y el afable carácter con el que trata a la gente. En suma, los rasgos de su personalidad son la síntesis del típico perfil que tradicionalmente ha dado honor y prestigio a los chihuahuenses allende nuestras fronteras.
Leal y justo con quienes siempre le fueron fieles, Reyes Baeza hizo de la unidad y la coordinación los signos distintivos de un sólido y eficiente equipo de trabajo, con el que transitó de modo exitoso a su paso por la alcaldía y la gubernatura de Chihuahua. Reyes no sólo brindó a sus colaboradores oportunidades de desenvolvimiento personal y profesional en el plano administrativo, sino que tuvo la visión y el tino suficientes para descubrir e impulsar el surgimiento o la consolidación de nuevos actores políticos, cuyas carreras son una vigente realidad. Marco Quezada, Minerva Castillo, Liz Aguilera, Ricardo Boone, Alejandro Cano, Maurilio Ochoa, Fernando Mendoza, Ricardo Orviz, Fernando Rodríguez, Guillermo Márquez y Víctor Valencia son sólo una muestra que confirma la veracidad de tal aseveración
Tiempos difíciles, sin duda, los que afrontó durante su gestión el gobernador Baeza. Nunca como en los recientes años se había enseñoreado en nuestra entidad la ola de violencia y criminalidad organizada que ahora provoca la angustia y el temor de propios y extraños, lacera a las empresas, ahuyenta inversiones y amenaza la solidez de los cimientos de la sociedad. La firmeza de ánimo, el estoicismo, y la valentía mostrados por Reyes Baeza y su esposa la licenciada Claudia Garza de Baeza, merecen la mención y el reconocimiento públicos. El cumplimiento de los deberes políticos y constitucionales inherentes a la alta investidura de Titular del Poder Ejecutivo del Estado de Chihuahua, fue siempre declarado en el discurso y ratificado por los hechos de quien en unos días habrá de convertirse en ex-gobernador de nuestro estado. Reyes Baeza, aún a costa de su integridad física cumplió sin reservas su encomienda constitucional; jamás renunció a sus deberes institucionales y a sus compromisos públicos hacia la comunidad y nuestra gente.
Señor gobernador Reyes Baeza: hace dos días, circunstancialmente, durante la realización de un acto público, tuve la oportunidad de refrendarle a su señora esposa Claudia mi gratitud y afecto; hoy lo hago de nuevo a través de este modesto espacio periodístico, elevando al cielo una plegaria para que Dios los bendiga siempre a usted y a su apreciable familia; y que al resto de la sociedad chihuahuense no nos desampare. Felicidades.