Al menos durante los pasados dos sexenios el sistema científico mexicano se encuentra estancado debido a que no hay nuevas plazas para jóvenes investigadores, no hay programas de retiro digno para los experimentados ni se han generado nuevas instituciones o centros de investigación. Por ello, la comunidad científica nacional ve con expectación el programa anunciado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que pretende crear 500 plazas para científicos jóvenes durante 2014.
El presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), José Franco; la directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, Rosaura Ruiz, y el investigador del Instituto de Geofísica de esa casa de estudios, Jaime Urrutia, señalaron que se trata de una buena noticia, pues el crecimiento en este rubro era cero, cuando México gradúa 2 mil doctores al año, aunque aún se está lejos de los 10 mil que anualmente se gradúan en Brasil y de los 50 mil de Estados Unidos.
Acotaron que las reglas de operación de este programa (que contará con un presupuesto de 550 millones de pesos) deben ser claras ya que si bien los jóvenes que se incorporen tendrán espacios en instituciones de educación superior y centros de investigación, las plazas no pertenecerán a esas dependencias sino al Conacyt, lo que podría generar temores e incertidumbre en caso de que el programa no trascienda el sexenio.
Por su parte, Julia Tagüeña, directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt, informó que la convocatoria para estas nuevas plazas se dará a conocer en enero y estará dirigida a científicos menores de 40 años en el caso de hombres y 43 para mujeres.
Lo que pudo adelantar a este diario es que se pretende crear un padrón de jóvenes investigadores –cuya inscripción será voluntaria– al que podrán tener acceso las universidades y los centros e institutos de investigación a fin de “poder contactar” a los noveles científicos.
Resolver sobre la marcha
Para Rosaura Ruiz, también ex presidenta de la AMC, esta noticia “se recibe con beneplácito, pero habrá que ver que lo hagan bien y que lo discutan con las universidades y los institutos de investigación para acordar cómo se va a realizar. Porque hay incertidumbre de quién será su jefe, a quién responderán estos investigadores o quién los evaluará”.
Ha trascendido, agergó, que estas plazas serán por al menos tres años, por lo que se infiere que posteriormente las instituciones en las que estén adscritos podrían abrir espacios para contratarlos. “Esto debe definirse, cada universidad tiene sus normas para otorgar plazas, pero sería absurdo que en tres años, cuando se termine el financiamiento de Conacyt, se les diga adiós. Hay que dar garantías institucionales para que se contrate a los que cumplan”.
José Franco indicó que este proyecto pretende que los investigadores jóvenes puedan escoger una institución de alta calidad en la que se deseen desarrollar. Sin embargo, en las diferentes instituciones hay una preocupación: cada una tiene sus propios parámetros para evaluar el trabajo de su personal y estos deben ser compatibles con los que pondrá Conacyt, que será el órgano financiador.
“Considero que estas cosas hay que echarlas a andar, ver qué problemas aparecen e ir resolviéndolos en la práctica. Lo importante es que se trata de un paso que era urgente para la ciencia nacional. Hay miles de mexicanos con posgrado trabajando en otras naciones, son cerca de 11 mil en Estados Unidos, lo que muestra la falta de oportunidades en nuestro país. Con este programa se podrían repatriar a algunos”.
Apuntó que a diferencia de otras naciones, como en el vecino país del norte, las opciones de desarrollo profesional para los científicos recién graduados no se reducen exclusivamente al ámbito académico, como pasa en México, sino que cuentan con posibilidades en la iniciativa privada.
Jaime Urrutia, investigador de la UNAM y próximo presidente de la AMC, consideró que la apertura de nuevas plazas es una buena noticia, pero dijo que se debe esperar la convocatoria para hacer un análisis más a fondo.
Resaltó que se trataba de un paso necesario, pero a la larga todas las instituciones y centros de investigación deberán contar con un programa para incorporar a los recién graduados de los posgrados, además que se debe promover una mayor participación del sector productivo para que en esta área también se abran oportunidades para los jóvenes científicos.