Amlo no gano, y no será presidente; gracias por participar

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Nuevamente, como hace 6 años, el candidato de una parte de la izquierda mexicana Andrés Manuel López Obrador, alega fraude en los comicios donde participó como aspirante a la presidencia de la República; en aquel lejano 2006, la diferencia con el PAN fue mínima; pero hoy, con 3 millones de votos más a favor de Enrique Peña Nieto, la distancia entre el ganador y el segundo lugar, es simplemente abrumadora.

 

“Andrés Manuel López Obrador, de nuevo perdedor, retoma la bandera de la duda y la acusación, sin aportar las pruebas que acrediten la grave imputación que hace”, afirma Baltasar Garzón, en un artículo publicado por Reporte Índigo, agregando que “pruebas que, además, deberían haber sido puestas de manifiesto ante quien tiene que dirimir si el reproche es o no fundamentado. Actuar de otra forma demostraría una intención manifiesta de torcer la voluntad popular porque no has sido el elegido”

Una gran cantidad de personas, que comulgan con muchos de los planteamientos de los que en su momento fueron considerados como rojillos, en aquellos ayeres de los 70´s, no consideran a AMLO como un representante de toda la izquierda nacional; primero porque no se puede hablar de total democracia, de un solo grupo que desde su escisión del PRI en 1988, solamente han tenido dos candidatos a la presidencia: Cuauhtémoc Cárdenas y  Andrés Manuel López Obrador, y no porque no haya más gente, sino por el secuestro en el que han mantenido a todas las organizaciones de izquierda.

Los grandes problemas del país, que exigen una respuesta inmediata para cortar los lastres que nos impiden crecer como nación, son motivo y razón en la formulación de una nueva política social.

El mantener una disidencia inteligente, activa y comprometida, es la mejor forma de que el país pueda avanzar en el equilibrio político que se requiere; las formas radicales de tomar calles y mantener plantones por meses, o constituir un frente legislativo contra todo lo que proponga el Ejecutivo o los integrantes del partido que lo llevó al poder, es caer en una posición absurda y mezquina, alejada por completo de las banderas sociales por las que alcanzaron sus espacios en el Congreso de la Unión.

Muchos de los Mexicanos esperamos por mucho tiempo, que la prudencia y el diálogo podrían ser las puertas que abrirían el nuevo camino para transitar en democracia, pero nos cansamos de hacerlo, sin resultado.

La política es para muchos de los radicales, una postura de ataque; es espacio de confrontación y afrenta, donde la capacidad de respuesta ante la diatriba y el insulto, lo pueden catapultar a mayores espacios de representación; nada más alejado de la realidad, por eso no ganan elecciones, quienes solamente ven en su carrera política, espacios de confort y poder, para dar rienda suelta a sus ideales personales, olvidándose por completo del compromiso social que contrajeron con quienes representan, aunque hayan alcanzado la curul por la vía sencilla de la primera minoría o representación proporcional.

Andrés Manuel López Obrador, forma parte ya de las estadísticas políticas del país, que lo reconocen como un luchador social y un político persistente, quien desafortunadamente para sus seguidores, no le alcanzaron los votos para obtener la presidencia de la República, pero lo sobraron razones para declarar un mega fraude y mantenerse como el líder mesiánico de la izquierda….. y no por mucho tiempo.

En Chihuahua tenemos buenos y pésimos ejemplos de lo que pudiera representar la izquierda en el Poder; por un lado Víctor Quintana Silveyra, político de lucha, respetado por su congruencia y lealtad política y por el otro, el pillo de 7 suelas, que está perdiendo su propiedad por no querer pagar el impuesto predial; así de contrastantes se encuentran los políticos que conforman una gran parte de la izquierda nacional.

No hace mucho, en un desayuno con el ahora Senador de la República Javier Corral, comentaba que me parecían del todo semejantes los legisladores Fernández Noroña y el propio Javier Corral; los dos se apasionan con la política, son radicales y toman las banderas que les permitan mantenerse en la primera fila de la oposición legislativa, pero ninguno, así, ninguno, se comprometía con la sociedad que representan.

En el caso de Javier Corral, su bandera ha sido, es y seguramente será, la lucha por el espectro radioeléctrico, por quitar la hegemonía de las dos televisoras; es legítima y justa, desde la óptica general, pero no es la única causa que debería de tomar en la tribuna; como senador Chihuahuense, tienen la oportunidad de dar su opinión acerca del tratado internacional de aguas, donde Chihuahua está obligado a entregar a Texas una gran cantidad de agua que no tiene; cuenta con la posibilidad también de presionar para que la petroquímica de Camargo, pueda volver a funcionar para apoyar la actividad agropecuario en el Estado, entre muchas, créame, muchas otras cuestiones que le hacen falta a chihuahua y que bien pudiera apoyar el legislador

En Política, nadie gana todo, así como nadie pierde para siempre, pero los rencores siempre se guardan, esperando el momento para sacarlos.

Por antonomasia, los legisladores federales provenientes de un partido diferente al que encabezó el gobernador de su estado, jamás reciben su apoyo, porque lo consideran una traición y además no es bien visto….Que grave error, porque así demuestran lo pequeño de su compromiso social, lo inútil de su actividad, pero sobre todo, su verdadero sentido de la política (aime19_4@yahoo.com.mx)

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