Los dueños de los tabacales argentinos insisten en que fueron obligados a sustituir sus cultivos de tabaco nacional por cultivos de mayor cosecha, elegidos por Philip Morris, que requieren más pesticidas. Por eso fueron forzados a usar Roundup, un herbicida producida por Monsanto que, a pesar de ser efectivo en la lucha contra la mala hierba, tiene graves efectos adversos por contener una alta concentración de glifosato.
Los pesticidas de Monsanto contaminaron otros cultivos y los pozos de agua usados por las familias de los agricultores, exponiéndoles a las sustancias toxicas. En primer lugar entre sus efectos adversos nombran defectos congénitos como parálisis cerebral, retraso psicomotor, epilepsia, defecto congénito del corazón, síndrome de Down, falta de dedos y ceguera.
Los demandantes afirman también que tanto Monsanto tanto Philip Morris requirieron activamente que ellos usaran en excesivas cantidades Roundup y otros pesticidas sin recomendar ninguna medida de protección o proveerles del equipamiento adecuado.
En su demanda los agricultores exigen una indemnización monetaria e incluso punitiva por la negligencia, la calidad del producto, la violación de las condiciones de las garantías, la actividad de alto riesgo y la violación premeditada de las leyes de Argentina.
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