La muerte de Bin Laden… acto de justicia

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La reciente aniquilación de Osama Bin Laden por parte de fuerzas especiales de la marina estadounidense ha elevado internacionalmente los bonos de esa nación. Sin duda Estados Unidos ha recuperado la imagen de fortaleza y efectividad militar que le caracterizaron durante todo el siglo veinte, y que prácticamente habían sido puestas en entredicho a raíz de los ruines atentados perpetrados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, en Septiembre de 2001, por el ahora extinto terrorista. Otro factor que hizo vulnerable, al menos en la percepción internacional, a la potencia norteamericana, fue su pírrica incursión en Irak, mediante la que en la pasada década derrocó al tirano Saddam Hussein, pues esa guerra tuvo un costo muy alto en vidas de efectivos militares norteamericanos e iraquíes, además de numerosa población civil que pagó con su vida tanto los embates de las acciones bélicas como de los múltiples atentados terroristas que durante años sacudieron a la nación iraquí.

 

El certero y demoledor golpe dado a la red terrorista Al Qaeda por las corporaciones de inteligencia y los grupos militares de élite norteamericanos, al aprehender y ejecutar con sorprendente precisión a su líder Bin Laden, quien se refugiaba en Abbottabad, Pakistán, deja en claro que el ejército y la marina de los Estados Unidos continúan siendo la fuerza armada nacional más capaz y equipada del mundo. Por ello la noticia de la captura y muerte del verdugo colectivo llenó de orgullo y satisfacción al pueblo estadounidense, provocando el surgimiento espontáneo de masivas y jubilosas manifestaciones ciudadanas, que en Nueva York y Washington celebraban la hazaña y el desagravio logrados por sus soldados.

 

Más allá del gran significado militar e histórico que de manera intrínseca implica el operativo de captura y ejecución de Osama Bin Laden, el acontecimiento tiene una trascendencia política que hasta antes de su ocurrencia muchos ni siquiera imaginábamos. Por un lado, la estratégica y exitosa maniobra para acabar con Bin Laden ha puesto al presidente Barack Obama de cara a la posibilidad de lograr su reelección como titular de la Casa Blanca por otro período de cuatro años. Se habla de que la popularidad alcanzada por Obama ante el electorado en virtud del inesperado suceso, se sitúa en el nivel de 60 por ciento, lo que para algunos analistas constituye una clara fortaleza del mandatario rumbo a su posible relanzamiento para continuar ejerciendo la jefatura de su país durante un nuevo mandato.

 

Asimismo, la extinción de Bin Laden deja un categórico mensaje político para el terrorismo y los grupos delictivos que operan a nivel internacional, al demostrarse que el mundo no es lo suficientemente grande como para que los criminales masivos evadan la evidente capacidad que los estados y las instituciones del orden tienen para imponer, tarde o temprano, el peso de la justicia.

 Comentarios: carlosjaramillovela@yahoo.com.mx 

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