En entrevista vía telefónica, el experto, quien fue presidente del Instituto Nacional de Ecología en el sexenio de Vicente Fox, habla de las temperaturas extremas que se han presentado en el planeta durante las recientes semanas, que en América del Norte fueron en extremo frías, y en el sur del continente batieron récords de calor.
Acerca de las frías temperaturas de los días pasados, que congelaron las cataratas del Niágara en Canadá, considera que ningún evento en particular se puede atribuir ciento por ciento al cambio climático. “En el pasado se pueden encontrar eventos como éstos, pero la frecuencia ha aumentado mucho. Este clima, extremadamente frío, ha sido predicho por varios modelos de cambio climático. Se debe al hecho de que el deshielo de los glaciares en el Ártico, que vierte agua dulce y más liviana que la de mar, junto con el hecho de que la temperatura sube, hace que el líquido se evapore rápidamente y enfríe el aire”.
Explica que varias predicciones y modelos han planteado que el derretimiento de glaciares va a generar eventos fríos muy extremos.
“El más reciente que llegó a la costa este de Estados Unidos no es diferente ni sorprendente en estos modelos. Ningún evento se puede atribuir enteramente al cambio climático. Es como si en una carretera no hay buena señalización y hay más accidentes que donde sí existe. Hay más frecuencia de accidentes, pero no puede decirse que cada accidente se deba a falta de señales”.
Muchos se preguntan, añade, cómo el cambio climático puede dar este frío, si lo que se espera es un calentamiento del planeta. “Esto se debe a que en este fenómeno hay eventos climáticos extremos, de acuerdo con los modelos de calentamiento global”
Si bien es difícil atribuir cada fenómeno individual al cambio climático –explica–, la frecuencia estadística en la que ocurren se relaciona con la concentración de gases efecto invernadero en la atmósfera, causantes del calentamiento global. Al respecto señala que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático presentará un resumen de la creciente evidencia que hay sobre esto, cuya frecuencia es perceptible en la vida cotidiana. “Al mismo tiempo que se dio este frío en la costa este de Estados Unidos, en Argentina hubo una ola de calor que duró dos semanas. Fríos, olas de calor, tormentas, huracanes, tornados, ocurren con más frecuencia que hace medio siglo”.
–¿Los escenarios que se presentan en la actualidad son más graves que los pronosticados?
–Los pronósticos siempre son variables. En general, los expertos en modelación climática dicen que la frecuencia de eventos extraordinarios es más alta de lo que se espera. Nadie esperaba que Katrina llegara tan al norte, usualmente los huracanes entran al Golfo de México, a Texas, a Florida, pero éste se fue a latitudes muy altas, a Nueva Orleáns. En estos días el gobierno de California se empezó a preocupar por una sequía histórica. Esperemos que todavía llueva. Acá sólo llueve en invierno, pero si no ocurre, las predicciones de abasto de agua serán sombrías.
–Países como México, ¿están rezagados en la adopción de medidas de adaptación ante el cambio climático?
–El caso de México es interesante. Tiene programas de adaptación y mitigación, y ha habido grupos que trabajan en eso. La preocupación surge con las manifestaciones de impacto ambiental de proyectos, como el de la mina Cardones en Baja California Sur, y la presa de Las Cruces, en Nayarit.
“En ninguno de estos proyectos el componente del riesgo de eventos extremos está incorporado. Los análisis de riesgo y los estudios de impacto ambiental no tienen nada sobre impactos de riesgos por el cambio climático.
“Éste, dijo, es uno de los déficits más grandes. Hay una conciencia muy grande del problema en gobierno y sociedad, que debe concretarse en normatividad y reglamentos, que todavía no se aplican”. La Jornada