Tras examinar la vida sexual en ratones y ratas, científicos estadounidenses y surcoreanos han llegado a la conclusión de que la actividad sexual genera nuevas neuronas, además de prolongar la vida y contribuye a superar el estrés crónico.
Recientes estudios de investigadores de Metyland y Corea del Sur demuestran que la actividad sexual aumenta la producción de nuevas neuronas (neurogénesis) en el hipocampo, la zona cerebral responsable de los recuerdos a largo plazo, informa el periódico ‘The Atlántic’.
Al analizar las relaciones sexuales de ratas de mediana edad, los investigadores de la Universidad de Meryland registraron una significativa mejora de la función cognitiva tras una exposición continua a este tipo de actividad. “La experiencia sexual repetida puede estimular la neurogénesis adulta […], siempre y cuando la experiencia persista durante todo el período de prueba”, indica Matthias Brand, el autor principal de la investigación.
A conclusiones similares llegaron sus colegas de la Universidad de Konkuk en Seúl, que además percibieron en las ratas del laboratorio una mejora de la memoria de reconocimiento frente a las situaciones del estrés crónico.
Cabe destacar que la influencia de la vida sexual en las células del cerebro tiene una sólida base empírica, aunque existe cierto debate abierto sobre si está influencia es perjudicial o positiva. No en vano, neurocientíficos de la Universidad de Texas determinaron recientemente que la excesiva visión de porno puede dar lugar a permanentes cambios “anatómicos y patológicos” en el cerebro.
Finalmente, la publicación advierte que, obviamente, la conexión entre sexo e inteligencia no funciona necesariamente en sentido inverso, de tal forma que ser inteligente no tiene por qué conllevar un aumento de las relaciones sexuales.
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