En entrevista, Jaime Mas Oliva, investigador de esa entidad académica y coordinador del Programa Universitario en Salud de esa casa de estudios, resaltó que en su laboratorio la vacuna ha sido probada con éxito en mamíferos pequeños (conejos), por lo que se realizarán los trámites correspondientes para que a mediados de 2012 se realice la prueba clínica de seguridad en humanos.
Informó que el próximo mes se solicitará la patente nacional ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, y un año después hará lo propio ante el Tratado Internacional de Patentes (para proteger la investigación en Estados Unidos y Europa), con la intención de transferir esta innovación de ciencia básica a las farmacéuticas interesadas.
“Esta transferencia es clave. Lo que requiere México es que la ciencia básica de buen nivel que posee empiece a tener salidas prácticas y que trate de resolver los problemas que nos aquejan diariamente. Y ahí vamos; cuesta trabajo, es una reducación de los investigadores. Esto no sucede en Estados Unidos ni en Europa; ahí se hacen patentes y empresas a partir de la ciencia básica.”
Para que cualquier nuevo medicamento o vacuna pueda ser comercializado en México tiene que pasar por varias etapas. La primera es la prueba de seguridad, que verifica que su aplicación no tenga efectos secundarios en las personas. “Estamos en el proceso de armado, verificando toda la parte ética y de operación para esta prueba. Una vez aprobada y sabiendo que (el desarrollo) es seguro, viene la segunda fase, en la que se debe demostrar que funcione.”
El proyecto, en el que Mas Oliva y su equipo han trabajado un par de años, cuenta con el apoyo del fondo sectorial de salud del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Parte de los recursos para 2012 se utilizarán para la prueba de seguridad, dijo.
La intención del científico es acercarse en febrero al director del Hospital General de México, Francisco Navarro, para solicitar que la prueba de seguridad se haga en esa institución. Si acepta, “en unos meses, probablemente para el segundo semestre del año, podamos empezarla”.
A la par, el equipo de investigación ampliará las pruebas en conejos para definir puntos relacionados con concentraciones de fórmulas.
El investigador universitario detalló que la aterosclerosis es una enfermedad multifactorial que se desarrolla paulatinamente. Si bien hay disposiciones genéticas que propician su aparición, se suman situaciones ambientales, específicamente la dieta.
Según la Organización Mundial de la Salud, la ateroesclerosis es uno de los padecimientos más preocupantes del mundo occidental, ya que sus principales manifestaciones, relacionadas con la cardiopatía isquémica y los padecimientos cerebro-vasculares, tienen alta tasa de mortalidad.
Además, cifras recientes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición revelan el incremento de 45 por ciento en individuos mayores de 20 años con problemas de colesterol alto.
“México es el país número uno en obesidad infantil; la mitad de la población está en riesgo de desarrollar diabetes y la aterosclerosis está asociada directamente con ambos problemas”, señaló Mas Oliva.
Aclaró que la inoculación que se desarrolla en su laboratorio no es curativa, sino preventiva. “Una de las cosas que hay que hacer a futuro es ver si la aplicación de las vacunas terapéuticas a edades tempranas tiene mejor efecto que en las avanzadas”.
Destacó que se trata de una vacuna barata, por lo que confía en que una vez que haya pasado todas las pruebas, la Secretaría de Salud federal tome esta innovación y la aplique a la población.
La Jornada