Además, Estados Unidos, Francia y Australia, entre otros países, han emitido alertas para prevenir a los turistas de la violencia en México, sobre todo en Chihuahua, Nuevo León, Guerrero, Tamaulipas, Baja California, Coahuila, Michoacán, Durango, Sinaloa y Sonora, agravando la situación en el sector.
En las ciudades consideradas violentas ha bajado más de 15 por ciento la ocupación, sobre todo en el norte del país. Incluso, lugares como Rosarito, Baja California, presenta una ocupación de apenas 16 por ciento, según reporta la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles.
En la medición del Banxico, los viajeros internacionales se clasifican en tres categorías: turistas, viajeros fronterizos y visitantes en cruceros. En las dos últimas, el número de personas y los ingresos económicos han ido a la baja en los últimos cuatro años; esto repercute en el ranking anual realizado por la Organización Mundial de Turismo sobre la captación de divisas por viajeros extranjeros. Mientras en 2007 México ocupaba el octavo lugar, en 2008 bajó a la posición 19 —que mantuvo el siguiente año—, pero en 2010 descendió hasta el 23.
Miguel Ángel Torruco, presidente de la Confederación Nacional Turística (CNT), sostiene que las alertas siempre han existido, pero “con todo y esos avisos se venía creciendo; en esta ocasión la criminalidad y todo lo nefasto que ha pasado en muchos estados afecta a la percepción del consumidor”.
Narco y turismo
La Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles alerta que Chihuahua —uno de los focos rojos del sexenio en materia de seguridad— es una de las entidades con una baja considerable como destino turístico.
Ni siquiera ha funcionado promocionarla como una entidad con “legado histórico, arquitectónico y cultura a través de museos, casas de cultura, grutas e iglesias”; ni los esfuerzos para mejorar la seguridad a través del Operativo Chihuahua, iniciado en 2008 con la entrada del Ejército para combatir al crimen organizado y al que se unió la Policía Federal dos años después.
Guerrero es otro de los destinos turísticos tradicionales, pero también ha ido a la baja. En la entidad se registró una balacera entre elementos de la Policía Federal e integrantes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva en abril del año pasado en la Costera Miguel Alemán, la avenida principal y más turística de Acapulco. En el fuego cruzado murieron una mujer, sus dos hijos y un taxista; además hubo cinco heridos, incluidos dos turistas del Distrito Federal.
El episodio más reciente fue el de los maestros, quienes pararon labores durante dos meses para demandar seguridad en las escuelas y denunciar el cobro de piso por parte de delincuentes.
Graciela Báez, secretaría de Fomento Turístico de Guerrero, asegura que Guerrero padece un problema de “percepción” y la violencia que “ha impactado a todo el país y se trata de un tema coyuntural”. La baja en este caso se debe a la competencia con otros destinos turísticos, a la infraestructura desgastada y a que el turismo que llega es de menor poder adquisitivo, sostiene.
Aunque Báez afirma que a través de la autopista del Sol entran 200 mil vehículos al mes —el mismo promedio que el año pasado—, pero también acepta que “el problema es que la gente no sale en la noche por miedo; ahí está el tema de la percepción”.
En Michoacán tienen presencia organizaciones criminales como La Familia michoacana, transformada en Los Caballeros Templarios o Los Zetas. El episodio más grave contra la población civil ocurrió en 2008 cuando hombres lanzaron dos granadas durante la celebración del día de la Independencia en el Zócalo de Morelia, que dejó ocho personas muertas y un centenar de heridas.
Roberto Molina, presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles del Estado de Michoacán, dice que la violencia no es un problema sólo de esta entidad y “afortunadamente nunca le ha pasado nada a ningún turista. Lo que nos ha pegado es la percepción. Es verdad que hay violencia y grupos delictivos, pero están concentrados fuera del núcleo turístico”.
El presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Veracruz, Ezequiel Guzmán, se empeña en decir que la baja del turismo en la entidad es por la crisis económica; aunque en septiembre, por ejemplo, se encontraron 35 cadáveres en la glorieta de los Voladores de Papantla, en Boca del Río, Veracruz, uno de los puntos de visita turística.
“La entidad siempre ha vivido en paz y de repente de la noche a la mañana empiezan a aparecer los muertos. La violencia nos afecta, como les afecta a todos, pero lo más grave es la situación económica”, insiste.
Aunque Morelos no es mencionado en las alertas internacionales, ha padecido sucesos violentos en lo que va del sexenio. Ahí asesinaron a Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia, quien después de esto inició el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
En 2008 fue asesinado el subprocurador contra la Delincuencia Organizada en Morelos, Andrés Dimitriadis Juárez. En Cuernavaca también fue ultimado Arturo Beltrán Leyva, el Jefe de Jefes, durante un enfrentamiento con elementos de la Marina en 2009. Y en los meses siguientes hubo crímenes donde las víctimas aparecieron decapitadas, calcinadas o colgadas.
Ricardo Delgadillo, presidente de la Asociación de Hoteles del Estado de Morelos, señala que el turismo se desplomó, lo que impacta a la economía, toda vez que esta industria representa 11.4 por ciento del PIB de la entidad y genera más de 47 mil empleos.
Torruco asegura que con estas cifras, el Acuerdo Nacional por el Turismo, firmado por el presidente Felipe Calderón, la secretaria Guevara y representantes del sector en febrero pasado, está en riesgo de incumplirse, pues se plantearon incrementos anuales de 15 por ciento en la actividad turística internacional a partir de 2011. Además, nadie niega que la violencia es un agravante, así sea sólo por “percepción”.
Milenio.com