“Es un desastre toda vez que se invierte poco y gana poco: tenemos las tasas más bajas en la tecnología que compramos en comparación a la que exportamos. Es alarmante que sigamos vendiendo recursos naturales y no conocimiento”, dijo el también científico de la UNAM.
Como un intento por cambiar ese panorama, la propia AMC realizó cuatro recomendaciones concretas para el próximo titular del Ejecutivo Federal, las cuales son mejorar la calidad de la educación básica en ciencia; incrementar la producción y calidad de los recursos humanos altamente capacitados; mayor prioridad gubernamental al sector (promoviendo una secretaría de Estado en ciencia); y aumentar la inversión al uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), como establece la Ley federal en la materia.
El documento fue titulado como El único camino hacia el desarrollo de México pasa por el conocimiento, un texto realizado por esta institución a finales de 2011, y que ha sido presentado a la mayoría de los contendientes a la Presidencia de la República.
El primer punto establece mejorar la calidad educativa e incluir en ésta la impartición de las ciencias. “La experiencia de la AMC en el tema indica que se requiere iniciar por la educación misma de los profesores, revisando los programas desde el nivel de la educación Normal”, establece el documento.
La Academia establece por otra parte que la atención y prioridad de la ciencia y tecnología ha disminuido en las últimas décadas, por lo que instó a que se instituyan como una secretaría de Estado, y así aumentar su jerarquía en el organigrama del gobierno federal.
Sobre el nivel de investigadores y la generación de recursos humanos de alto nivel, principalmente doctorados, la AMC recomienda al próximo titular del ejecutivo duplicar el número de doctores, pero sobre todo garantizar su ingreso al mercado laboral. Asimismo, el único camino sugiere la necesidad de generar más plazas y captar investigadores en el sector público, reconociendo que las empresas privadas no tienen aún la capacidad para contratarlos en el corto plazo.
Finalmente enfatiza la importancia de hacer cumplir la Ley de Ciencia y Tecnología, al invertir uno por ciento el PIB en la materia. Cuando presentó por primera vez el documento en 2011, Arturo Menchaca manifestó en este tema que la baja inversión en ciencia y tecnología que ha perdurado en las últimas décadas, parece ser “lo único en que han estado de acuerdo los gobiernos de los distintos partidos es en mantener una política de Estado en materia de ciencia de poca relevancia”.
La Jornada
