Pasaron casi 1.700 años de este suceso y el hombre no aprende de los errores, continúan los males y el sufrimiento en nuestra civilización a pesar del gran avance científico.
Lo que es, es respuesta a lo que somos, la realidad colectiva es el reflejo de la psique colectiva.
La ignorancia fundamental radica en el desconocimiento de las leyes naturales y de la dimensión espiritual del ser humano, y son las causas de las injusticias que aquejan a la humanidad.
La Totalidad o Naturaleza tiende al bien, sus leyes tienden siempre hacia el equilibrio. No decimos que sus leyes sean justas ó injustas, buenas ó malas, decimos que siempre sus fuerzas logran el equilibrio.
Los elementos de la Naturaleza actúan bajo leyes solidarias, y todos sus sistemas son solidarios e interactúan en beneficio de la supervivencia en el planeta y en el cosmos, pues la maravillosa armonía la vemos en todo el universo y en el misterio de la evolución.
Debemos cuestionar las creencias que nos inculcaron y que las incorporamos como mandatos, como por ejemplo “el hombre se adapta al medio”. El medio además de natural es social, laboral y familiar, “el medio se adapta al hombre” sería lo correcto, cada situación tiene que ver con cada uno, si nosotros cambiamos la actitud de los que nos rodean cambiará.
El mundo es el espejo de lo que habita en la mente de los hombres y mujeres. Si somos dignos, hacemos dignos los lugares en donde actuamos. El desequilibrio de afuera es el desequilibrio interior.
Conocer que el Alma, Conciencia ó Ser, es el testigo del darse cuenta, de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y actos. Esta Conciencia es el centro entre la personalidad individual y el Espíritu de vida.
El ser humano enraizado en la personalidad egoica, mide todo a través de la razón y se olvida que posee otros lenguajes con los cuales también debe operar, ellos son, los sentidos, los sentimientos y la Intuición.
Desarrollar las virtudes del alma que nada tiene que ver con los contenidos intelectuales, ni con dogmas ni mandatos, es conectarse con el Espíritu de vida que nos habita. De ello depende tener una conciencia, que conoce que está unida a todo y que procura el bien común.
El mal es privación de bien, pero el hombre y la mujer de bien no miran solo para sí, sino que promueven la dignidad en todo lo que los rodea.
Salir del “paradigma materialista” acumulativo e injusto hacia un “paradigma solidario” es cambiar el pensamiento “para mi” por “por el otro” “por todos” “por nuestro planeta”, y también es comprender que las leyes de la Naturaleza mantienen el equilibrio para el bien, cada elemento cumple su función y nosotros que pertenecemos a ella debemos abrirnos a los otros lenguajes.
El pensamiento que se aleja de la intención egoísta, escucha al corazón y está abierto a los mensajes naturales a través de la Intuición.
Despertar es conocer y conocer es realizar la metamorfosis desde el Homo Sapiens al Homo Spiritus.
Pasaron casi 1.700 años de este suceso y el hombre no aprende de los errores, continúan los males y el sufrimiento en nuestra civilización a pesar del gran avance científico.
Lo que es, es respuesta a lo que somos, la realidad colectiva es el reflejo de la psique colectiva.
La ignorancia fundamental radica en el desconocimiento de las leyes naturales y de la dimensión espiritual del ser humano, y son las causas de las injusticias que aquejan a la humanidad.
La Totalidad o Naturaleza tiende al bien, sus leyes tienden siempre hacia el equilibrio. No decimos que sus leyes sean justas ó injustas, buenas ó malas, decimos que siempre sus fuerzas logran el equilibrio.
Los elementos de la Naturaleza actúan bajo leyes solidarias, y todos sus sistemas son solidarios e interactúan en beneficio de la supervivencia en el planeta y en el cosmos, pues la maravillosa armonía la vemos en todo el universo y en el misterio de la evolución.
Debemos cuestionar las creencias que nos inculcaron y que las incorporamos como mandatos, como por ejemplo “el hombre se adapta al medio”. El medio además de natural es social, laboral y familiar, “el medio se adapta al hombre” sería lo correcto, cada situación tiene que ver con cada uno, si nosotros cambiamos la actitud de los que nos rodean cambiará.
El mundo es el espejo de lo que habita en la mente de los hombres y mujeres. Si somos dignos, hacemos dignos los lugares en donde actuamos. El desequilibrio de afuera es el desequilibrio interior.
Conocer que el Alma, Conciencia ó Ser, es el testigo del darse cuenta, de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y actos. Esta Conciencia es el centro entre la personalidad individual y el Espíritu de vida.
El ser humano enraizado en la personalidad egoica, mide todo a través de la razón y se olvida que posee otros lenguajes con los cuales también debe operar, ellos son, los sentidos, los sentimientos y la Intuición.
Desarrollar las virtudes del alma que nada tiene que ver con los contenidos intelectuales, ni con dogmas ni mandatos, es conectarse con el Espíritu de vida que nos habita. De ello depende tener una conciencia, que conoce que está unida a todo y que procura el bien común.
El mal es privación de bien, pero el hombre y la mujer de bien no miran solo para sí, sino que promueven la dignidad en todo lo que los rodea.
Salir del “paradigma materialista” acumulativo e injusto hacia un “paradigma solidario” es cambiar el pensamiento “para mi” por “por el otro” “por todos” “por nuestro planeta”, y también es comprender que las leyes de la Naturaleza mantienen el equilibrio para el bien, cada elemento cumple su función y nosotros que pertenecemos a ella debemos abrirnos a los otros lenguajes.
El pensamiento que se aleja de la intención egoísta, escucha al corazón y está abierto a los mensajes naturales a través de la Intuición.
Despertar es conocer y conocer es realizar la metamorfosis desde el Homo Sapiens al Homo Spiritus.
Debemos cuestionar las creencias que nos inculcaron y que las incorporamos como mandatos, como por ejemplo “el hombre se adapta al medio”. El medio además de natural es social, laboral y familiar, “el medio se adapta al hombre” sería lo correcto, cada situación tiene que ver con cada uno, si nosotros cambiamos la actitud de los que nos rodean cambiará.
El mundo es el espejo de lo que habita en la mente de los hombres y mujeres. Si somos dignos, hacemos dignos los lugares en donde actuamos. El desequilibrio de afuera es el desequilibrio interior.
Conocer que el Alma, Conciencia ó Ser, es el testigo del darse cuenta, de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y actos. Esta Conciencia es el centro entre la personalidad individual y el Espíritu de vida.
El ser humano enraizado en la personalidad egoica, mide todo a través de la razón y se olvida que posee otros lenguajes con los cuales también debe operar, ellos son, los sentidos, los sentimientos y la Intuición.
Desarrollar las virtudes del alma que nada tiene que ver con los contenidos intelectuales, ni con dogmas ni mandatos, es conectarse con el Espíritu de vida que nos habita. De ello depende tener una conciencia, que conoce que está unida a todo y que procura el bien común.
El mal es privación de bien, pero el hombre y la mujer de bien no miran solo para sí, sino que promueven la dignidad en todo lo que los rodea.
Salir del “paradigma materialista” acumulativo e injusto hacia un “paradigma solidario” es cambiar el pensamiento “para mi” por “por el otro” “por todos” “por nuestro planeta”, y también es comprender que las leyes de la Naturaleza mantienen el equilibrio para el bien, cada elemento cumple su función y nosotros que pertenecemos a ella debemos abrirnos a los otros lenguajes.
El pensamiento que se aleja de la intención egoísta, escucha al corazón y está abierto a los mensajes naturales a través de la Intuición.
Despertar es conocer y conocer es realizar la metamorfosis desde el Homo Sapiens al Homo Spiritus.
Por Ángeles Román