El momento clave de la muestra llegó cuando el auditorio pudo oír a Rashid hablando en voz alta y, después de una pausa, escuchar en chino todo lo que había dicho. La voz mecánica era algo diferente al habla propia del ejecutivo de Microsoft, pero logró transmitir sus entonaciones y su timbre.
Sin embargo, parece que hasta que un turista pueda comunicarse con su propia voz en cualquier país del mundo tendrá que transcurrir un tiempo. Por el momento la tecnología se equivoca, aproximadamente, en el reconocimiento de una de cada ocho palabras. La traducción mecánica, a su vez, también está aún bastante lejos de la perfección.
“Los resultados siguen siendo ‘no ideales’, pero la tecnología es muy prometedora. Esperamos que dentro de unos años obtendremos los sistemas que podrán acabar con las barreras lingüísticas”, comenta Rashid.
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