“DESDE CUALQUIER ÁNGULO EN EL ENTORNO”, como parte del enjuague de las olimpiadas, especialmente las que conciernen a nuestr@s atletas mexican@s, acaso por asomo, se distingue y felicita a los menos y por costumbre, medallistas individuales, porque por equipos, solamente en 1936 hubieron medallas de bronce en básquetbol y en polo y, Eureka, después de 76 largos años, por primera vez y por fin de oro, en futbol, deporte preferencial por excelencia en el gusto general del país, triunfo que desbordó el júbilo de tod@s, opacado por el triunfo de los gringos ante la selección mayor en el encuentro más reciente. Muchas y variadas columnas recriminan los escasos  apoyos sistemáticos y continuos a nuestr@s deportistas. Curiosamente, cuando se soportan las disciplinas con entrenadores, incluso internacionales, con buenas preparaciones, buenas instalaciones y modestas becas, es que se hubieron obtenido medallas en clavados y en  marcha olímpica  o caminata (algo ocurre porque hay ausencia de logros pasados en dicha disciplina, igual que en box).

 

En las demás justas (o injustas) deportivas: atletismo, pentatlón, gimnasia, natación, lucha, levantamiento de pesas, básquetbol, bolibol / tenis y sus derivados, polo, equitación, arco, ciclismo, canotaje, esgrima, taekwondo (en donde cada vez se aíslan más los triunfos), etcétera, tendremos que repartir las culpas nuevamente derivadas de los paupérrimos resultados en las olimpiadas de Londres y de siempre. Querer defender la ausencia casi total de los apoyos reales y directos aplicables a los interesaos por las instituciones como son: la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, el Comité Olímpico Mexicano (COI) y la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos, es punto menos que inaudito ante el pobre desempeño deportivo, generación tras generación, que mueve a la autocrítica, es decir, si los límites de competencia internacionales están lejos de ser alcanzados por atletas mexican@s, entonces ¿para qué anotamos y paseamos a figuras nacionales que jamás darán la sorpresa? Mejor hacerle como Jamaica o Cuba que envían sólo contados atletas que andan en el nivel de competencia y ganan.

La malísima calidad de nuestr@s atletas es responsabilidad de las autoridades, pues invariablemente se advierte de por vida  que se carece de una política integral en materia deportiva infantil y  juvenil, simplemente porque se acusa que países con menos recursos que México, obtienen mejores resultados como es el caso de Colombia, por ejemplo. Se tiene conocimiento que la CONADE trabaja en varios ejes para reactivar el deporte en general  a través del Programa Nacional de Activación Física, aunque apegado básicamente a que la población realice alguna actividad, así sea recreativa y de manera frecuente en pro de su salud. Así pues, la añorada clasificación depende de criterios establecidos que deben afinarse conjuntamente entre todas las Federaciones y la función del COI. La consciencia tras el merecido orgullo de ser olímpico en nuestro país, desde París 1900 hasta Londres 2012, solamente es de 97 deportistas nacionales que se reparte 62 medallas, unos con doble o triple mérito (no ya merito), Humberto Mariles (3 medallas, ecuestres), Joaquín Capilla(4, clavados), Raúl González (2, caminata), Ruben Uriza (2, ecuestres), Alberto Valdez (1, ecuestre): De oro: una en natación (chiripazo del “Tibio” Muñoz), dos en boxeo, dos en caminata, una en LP (Soraya Jiménez) y dos en TKD. Y por fin, la de oro en futbol. La consciencia olímpica nos mueve al esperanzador mañana en seguir por esa senda del triunfo, ojalá que vayamos aplicando los apoyos de manera consistente para formar campeones.

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