Tras haber recibido el Reconocimiento FINO-México, la maestra Llamas, en charla aparte con los medios, expresó que “contar un cuento es compartir la confianza. Contar un cuento es un acto de amor”.
Los cuentos gustan a todos los seres humanos de todas las edades y épocas. “Yo divido el mundo en dos tipos de personas: a quienes nunca les contaron cuentos de pequeños y por eso les gustan (los cuentos) de adultos, y a los que de pequeños sí les contaron cuentos y ahora les gusta recordar”, comentó la creadora.
Hoy día, lamentablemente, “las personas tienen la imaginación un poco adormilada. La sociedad es actualmente más visual que auditiva; sin embargo, la imaginación dormida es como una bicicleta ponchada: nada más echándole aire se puede volver andar en ella”.
La riqueza de la narración oral radica en que cada quien, con su imaginación, complementa la historia que entregamos mediante la palabra, explicó María Eugenia Llamas, cuyo mentor fue el maestro Francisco Garzón.
“Para ser narrador profesional uno se tiene que preparar de manera rigurosa. Hay que leer mucho y en caso de no encontrar el cuento que uno quiere, hay que echar mano de la propia escritura.”
Cuando un narrador se presenta ante un público integrado por niños, “el trabajo tiene que ser más inmediato. Uno no debe dejar ni que respire el niño, hay que tener siempre atrapada su atención”.
En lo personal, continúa la maestra Llamas, “me gusta más contar cuentos a jóvenes adolescentes y de preparatoria”.
La 23 versión del Festival Internacional de Narración Oral Cuéntalee, organizado por Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Foro Internacional de Narración Oral (FINO), comenzó actividades este domingo, con la participación de María Eugenia Llamas La Tucita, como invitada especial; Boniface Ofogo (Camerún), Rubén Corbett (Panamá-México), Marcela Sabio (Argentina) y Crispín de Olot, de España. En representación de nuestro país estuvieron Brisa Rosell, Patricia de la Lama, Israel Rodríguez, Mariana Pedroza y Sara Rojo.
El director del encuentro, Armando Trejo Márquez, destacó que el trabajo que han realizado durante más de dos décadas “ha sido a contracorriente”, pues hoy día vivimos en una sociedad donde la imagen ha desplazado a la palabra.
“La oralidad ha involucionado y ha evolucionado lo audiovisual. La escritura también empieza a involucionar. La gente, poco a poco, escribe menos. Hay una cultura del ‘copia y pega’. La gente valora y confía más en lo que ve en la televisión que en lo que está escrito, y mucho menos confía en lo que se cuenta mediante la palabra.”
Para mayor información sobre los talleres y la programación se puede consultar la página www.fino.com.mx
La Jornada