Establezcamos hoy una nueva relación de amistad… con NOSOTROS MISMOS. Busquemos adentro y dejemos ya de invertir tiempo y emociones tratando de encontrar afuera lo que NUNCA va a aparecer. El verdadero tesoro se encuentra mucho más cerca de lo que imaginamos. El amor está en mí misma y es abundante, ¡oh sí! Es mi tesoro escondido que espera ser descubierto, mostrado y compartido. Ésta es la oportunidad que yo estaba esperando. Hoy estableceré momentos de intimidad conmigo misma para profundizar en este amor propio… ¿Cómo haré para que no parezca yo egoísta? Claro que corro ese riesgo, sin embargo, no se da lo que no se tiene… y lo primero es llenarme de amor yo misma, a cantidades extraordinarias para que ese amor florezca en los demás, sobre todo en quienes me rodean.
Practiquemos amorosamente el amor… podemos y debemos empezar por lo espiritual, de esta manera logramos trabajar con lo nuestro, con lo propio. Me cuidaré bien, mantendré cercanía con Dios y cuidaré Su Obra, aplicaré precisión en ello. Me amaré y respetaré profundamente. Y cuando me corresponda esparcir este amor, derramarlo, compartirlo o brindarlo, seré generosa y procuraré que el prejuicio no haga cosecha en mí. Nuestros seres queridos, amigos y compañeros son circunstanciales, pueden llegar a moverse de mi vida. Puede que tomen otro camino; ellos también tienen vida propia y sentimientos muy distintos a los nuestros. Tendrán una nueva relación (sentimental, material, social), pero se irán… Vivimos en etapas, en ciclos… Todo es pasajero. La única persona que SIEMPRE me acompañará, SOY YO MISMA… sin embargo, poco me ocupo de mí; poco he cultivado este amor propio, este afecto mío para mí que en verdad necesito. Hoy decido ser amiga de mí misma. Me querré y amaré sin medida. Me llenaré de mí para estar llena de amor y en condiciones de poder compartirlo. Lo maravilloso es que el cincel que ofrece el acabado de esta “obra de arte” lo tiene la mano de Dios.
¡Basta! a ese miedo que desde la infancia me acompaña, a esos hábitos que me destruyen. ¡Basta! a los que quieren dirigir mi vida por el camino espacioso y fácil. Hoy perdono a todos y me perdono a mí misma. Romperé las cadenas de la rutina; soltaré los remos que siguen atados. Hoy entrego a Jesús todo lo que humanamente no puedo resolver yo misma. No permitiré que me dañen. Viviré con mi mejor amiga: YO MISMA. Quizá en esta ruta, en esta encomienda, haya que padecer dolor… pero me presentaré ante Dios como una fiel guerrera decidida a enfrentarse a sí misma con la única ilusión de conquistar mi propia felicidad, pues siento que de ello me pedirán cuentas también, así que decido hacerlo desde hoy como si fuera un abono para el juicio que me espera ante El Creador una vez que haya completado mi ciclo en esta vida.
María del Socorro Carrillo Vda. De Rodríguez
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